miércoles, 30 de octubre de 2013

APORTE A LA MEMORIA COLECTIVA. EL PAPEL DE LOS ADULTOS MAYORES EN LA PRESERVACIÓN DE NUESTRA IDENTIDAD


“El Patrimonio Artístico y Cultural de la Ciudad”, que se dicta en el Departamento de la Mediana y Tercera Edad, dependiente de la Universidad Nacional del Entre Ríos, se han implementado una serie de acciones tendientes a rescatar el rico patrimonio cultural que atesoran diferentes rincones de la ciudad y que aún conserva vigencia en el recuerdo de muchos de sus vecinos más antiguos.
A lo largo de un trabajo de recuperación de la memoria colectiva a través de anécdotas, sucedidos y leyendas, en una palabra, de testimonios de vida en boca de aquellos habitantes de más largo arraigo, se ha ido tomando conciencia del extraordinario bagaje de experiencias, creencias, leyendas y cosmovisión propia de la gente del lugar y que, lamentablemente no figura en ninguna obra erudita, no logra superar la acción implacable del tiempo y desaparecerá lenta e inexorablemente a menos que se la rescate, se la preserve y dé a conocer parte indisoluble del acervo cultural de nuestro pueblo. 
"Sitios, lugares, personajes, anécdotas, historias, son verdaderos compendios de las infinitas maneras en que sus experiencias y sus vivencias cotidianas nutren la imaginación humana y contribuyen con responsabilidad y garantizan la preservación de ese patrimonio que esta en el mayor de los casos sometido a múltiples amenazas, indiferencias y falta de ayuda. 
La población adulta de estos lugares, como de cualquier otro lugar de la provincia atesora en sus recuerdos una increíble cantidad de elementos que reflejan la idiosincrasia y la identidad de nuestra gente. Este sector de la población es el que obviamente está mejor capacitado para contribuir al enriquecimiento de nuestro patrimonio cultural y espiritual. 
Así “hemos de pasar de la etapa primera de asimiladores de cultura a la de creadores de cultura” en la certera expresión de Horacio Casal (1943). Hay una salvedad: se trata de pautas emergentes de los sectores más olvidados de la sociedad y, por lo tanto con mayores derechos a una decidida y justa reivindicación, porque, como sabiamente expresará un anciano ya desaparecido, “nada enseña tanto al hombre como todo lo que le toca sufrir y padecer”. 
Salvaguardar, mantener, restaurar, conocer y defender el tiempo que deleita y que nos animemos a hacer causa común con cuantos están realmente empeñados en preservar la “memoria del futuro”. 
El patrimonio urbano/arquitectónico es la expresión y vivencia de lo que se siente, piensa y ejecuta un pueblo por lo cual se convierte en un verdadero y auténtico testimonio para conocer y comprender la mentalidad de una comunidad. 
Nada mejor para preservar canciones populares antiguas, que los pueblos las sigan cantando. Nada mejor para preservar un curso de agua o lago, que las poblaciones se sigan reconociendo en él como fuente de vida, ingreso, placer e identificación. 
La cuestión en juego es la identidad, y ésta no se compra en los museos. Estamos convencidos que se la entiende viviendo y se la encuentra en los testimonios vivos de paisaje y territorio: de la arquitectura y los ámbitos de la memoria; de la sabiduría de las normas (edilicias, culturales, urbanas, políticas) que se empeñan en custodiar “la voz y vida de la historia”; de la gestión, que se juega por un estilo de vida y los espacios que la albergan. 
Preservación del patrimonio arquitectónico; patrimonio ambiental; conservación de la naturaleza; recuperación de la memoria cultural; búsqueda del regionalismo. Todos modos validos de defender la identidad, pues se la sabe la simiente de una verdadera eficiencia y de la plenitud de los pueblos que la reconocen. 
Preservar el Patrimonio Cultural es una tarea prioritaria, como lo pone en evidencia esfuerzo que se lleva a cabo día a día en nuestra sociedad para que el capital simbólico heredado no se dilapide o se olvide y para que las múltiples postergaciones de abandonos bienes de relevancia historico/cultural deje ser un tema casi cotidiano de conversación. 
Esto nos plantea un desafío, un compromiso: el de rescatarlo y revalorizarlo, significándolo como una instancia de la dinámica de una sociedad, la cual deberá asumir que la apropiación critica de su memoria es una condición indispensable para su crecimiento. 
Por ello el patrimonio urbano/arquitectónico se erige en: 
- Un testimonio/fuente para conocer y comprender la mentalidad de la comunidad paranaense en una época donde la actitud solidaria predominó sobre la individual, lo que significó para la ciudad “vivir” uno de los períodos más progresistas en su devenir histórico. 
- Un ejemplo concreto donde se concilian la preservación y el progreso. Su rescate como una forma de construir la conciencia histórica y su resemantización, con un criterio moderno de utilización creadora y participativa, como una demostración de lo erróneo de contraponer desarrollo y preservación. 
Hay que salvar a los monumentos por ser ellos los que nos hablan y nos hablarán de la historia ciudadana, la memoria urbana y el protagonismo de sus muros centenarios contándonos a las futuras generaciones ese pasado de esplendor del que fueron actores principales. 
Pero cuando el patrimonio está en la clave de casi todos losa aspectos cotidianos, no deberíamos olvidarnos de la arquitectura que origino a ese legado, ya que ella se manifiesta no solo a través de las singulares casonas señoriales, edificios públicos espléndidos, paseos y plazas, que en nuestra región hubo arquitectura y constructores notables, sino también a partir de esas pequeñas señales como lo fueron las viviendas de los inmigrantes, que brindan al panorama de la arquitectura un singular ámbito de localización y análisis. 
La cuestión de la identidad implica articular la conservación con la transformación (o desarrollo), para lo cual es necesario distinguir al menos tres tipos de situaciones: 
• De identidad amenazada o perdida que es necesario recuperar (la identidad semiderruída de una vieja casona a recuperar arquitectónicamente, o de un bosque donde sus renovales son depredados por un manejo inadecuado, a recuperar ecológicamente). 
• De identidad presente y evidente, que es necesario preservar (la magia de un patio o una calle de barrio, mantener casi igual o como están; o de una costa de mar dunosa, mantener con el mínimo impacto compatible. 
• De identidad inexistente, que es necesario proponer (un nuevo espacio arquitectónico para una nueva función: la biotecnología; un nuevo eje regional de desarrollo, en una zona sub utilizada: la introducción de una nueva especia faunística en una zona no apta pero en la cual habrá de lograrse la adaptación). 
En el año 1998 aparece una propuesta distinta: hacer conocer “La ciudad a través de su arquitectura y sus edificios”, luego pasa a denominarse “El Patrimonio Artístico y Cultural de la Ciudad”. 
Desde aquellos años han pasado muchos adultos mayores inquietos en conocer un poco más de su ciudad, sus edificios, sus arquitecturas, sus plazas, sus museos, sus árboles, sus calles, todo a través de un apacible caminar por la ciudad. Conocer y apreciar de un modo diferente el Patrimonio Cultural de nuestra ciudad es el objetivo primordial del curso."